La cueva de Neyra está situada en la
quebrada del anexo de San Juan de Ihuanco. Cuentan que esta cueva, estaba
construida de piedra y tenía de techo caña brava y totora; en el interior de
ella había un túnel que terminaba en la espalda del cerro. Esta cueva era el
lugar de escondite de Neyra, un avezado ladrón que robaba a los ricos para
ayudar a los pobres. En tiempos en que no había fluido eléctrico y no habían
automóviles en Cañete, Neyra salía con su caballo a la carretera para asaltar a
los ricos que por allí pasaban, para luego llevar a esconder a la cueva lo que
robaba y distribuir el botín entre la gente más pobre. Neyra era un robín Hood
cañetano, un hombre de gran corazón hacia los necesitados cañetanos. A raíz de
los constantes asaltos, se buscaba en aquellos tiempos al ladrón de los ricos
para darle castigo; cuentan que Neyra fue descubierto por un cazador quien dio
parte a las autoridades para atraparlo, pero a pesar de eso, para su captura,
tuvieron que hacer una emboscada, tomando como rehenes a sus familiares (esposa
e hijos) que vivían cerca de playa hermosa. Mientras sucedía la captura de
Neyra, el cazador planeaba robar los tesoros con un grupo de pobladores de la
cueva, lo que ellos nos sabían era que Neyra ya sabía que había sido
descubierto y repartió hasta lo último que había robado a los pobres la noche
anterior de su captura. El cazador nunca encontró lo robado por Neyra, solo
atrapando a su familia pudieron capturar y dar muerte al ladrón de los pobres.
La cueva fue dinamitada por completo
por los pobladores, dejando solo escombros, lo único intacto que hasta hoy
podemos ver es un bebedero, supuestamente de los caballos, que esta fuera de la
cueva pero que tampoco es posible divisarlo por estar escondido entre los
cerros.
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