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viernes, 12 de junio de 2015

La Procecion De Animas

Desde tiempos anteriores hasta nuestros días es costumbre de algunos pescadores salir a pescar a partir de la media noche para realizar su faena de pesca a cordel a orillas de playa.

Cuentan que un día, un pescador salió a realizar su faena de pesca como todos los días, cruzaba como siempre por el parque principal del distrito, cuando divisó a lo lejos que se abrieron las puertas de la iglesia y que habían varias personas que salían acompañando la procesión con velas encendidas; sorprendido por la procesión y la gente que acompañaba a ésta, vestida con túnicas negras, hizo un señal de la cruz mostrando respeto y se dijo asimismo que acompañaría un momento; el pescador se acercó pero no divisaba bien qué era lo que cargaban en hombros. Las personas que acompañaban tapaban el cajón para que él no lo viera; mientras eso ocurría, uno de ellos se acercó a él y le entregó una vela encendida, en la recibió y acompañó la procesión que dio una vuelta en el parque; sorprendido que no recorriera las calles preguntó ¿por qué sólo la vuelta al parque? y el que le entregó la vela le contestó que es costumbre de ellos realizar esta procesión en noviembre solo por 2 días y a la media noche, y que mañana lo esperaban a la misma hora. Impresionado y alegre por la acción que había realizado se dirigió a su hogar, apagó la vela y la colocó debajo de su almohada. Al día siguiente, por la mañana, le contó a su esposa lo que le había sucedido, su esposa sorprendida preguntó a los vecinos y a aquellas personas que paraban en la iglesia y ellas le manifestaron que ninguna procesión había salido y ni sale a esa hora; asustada, ella regresó a su casa, le contó a su esposo y le dijo que sacara la vela que le habían dado, su esposo asustado fue a sacar la vela debajo de la almohada y se dio con la sorpresa que no era una vela si no un hueso que formaba parte de la pierna de un ser humano; asustado y muy pálido comenzó a temblar y se desmayó, su esposa asustada pidió ayuda, los vecinos acudieron a socorrerlo y cuando comenzó a reaccionar ellos le pidieron que contara como había sucedido todo, el pescador contó todo y ellos le dijeron que tenía que ir a la misma hora que le habían citado y encontrar a la persona que le entregó la vela, porque de lo contrario se lo llevarían; asustado y con fiebre, el pescador esperó que llegue la media noche pero le decía a su esposa que no sabría cómo reconocer a la persona que le entregó la vela porque no le vio la cara, ella le contestó que tenga fe que ella rezará para que lo encuentre. Llegó la media noche y el Sr. esperaba que las puertas de la iglesia se abrieran, muy asustado él, recordó lo que le dijo uno de sus vecinos, que mirara las piernas de las personas que se encontraban en la procesión y a la que note el que le falta algo le entregue el hueso. El Pescador comenzó a observar que las puertas de la iglesia se abrían, entonces no dejó de mirar las piernas de las personas que salían de la iglesia y una vez que divisó a aquella no le perdió la mirada, por más que las otras trataban de cubrirla, él se fue acercando hasta llegar. Llegó a ella y le entregó el hueso, entonces el ánima alzó su túnica y se colocó el hueso, hecho esto de inmediato la procesión no avanzó y regresó a la iglesia; el pescador sorprendido por que el ánima se quedó a su lado, sintió que ésta le toco el hombro y luego regresó al lado de las demás ánimas que entraban con la procesión de regreso a la iglesia, y recién pudo percatarse que era un ataúd de muerto el que paseaban.
Regresó a su hogar y comenzó a contar a su esposa, familiares y vecinos que lo esperaban, lo que le había pasado. El más anciano de todos le dijo: hijo mío da gracias a Dios de que estés aquí, porque tu alma iba ser cambiada por el alma del ánima que te entregó la supuesta vela.

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