Cuenta Don Ricardo Faustino Manco un soltero
empedernido y muy querido, que hace mucho tiempo en sus años mozos
aproximadamente 60 años atrás los días de fiesta patronal que se realizaban en
este lindo pueblo de San Antonio,
se festejaban a lo grande y durante varios días y los bailes sociales
se realizaban todas las noches y duraban hasta el amanecer, fue en esos
días a comienzos de las festividades Don Ricardo ya se encontraba en el salón
de baile, cuando en esos instantes observo a una linda dama que no era del
lugar, él en ese entonces hombre joven y apuesto con fama de don Juan se
acerco a esta preciosura de mujer cortejándola e invitándola a bailar y para su
asombro ella acepto, él no la dejo por un solo instante bailando solo con ella
hasta la madrugada cuando ya era las tres de la mañana ella le dijo que se
retiraba porque era ya muy tarde y Don Ricardo muy galante se ofreció
acompañarlo y ella le dijo que era mejor que se quedara porque su casa quedaba
en las afuera del pueblo, insistió tanto Don Ricardo que acepto la hermosa dama
y montando el caballo de Ricardo se dirigieron rumbo al domicilio de la
señorita, dejándola en la puerta de su casa y despidiéndose de Ana que así se
llamaba la preciosa muchacha, prometiéndose ambos volver a encontrarse en la
fiesta por la noche.

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Don Ricardo espero con ansias la noche y así
volver con la dama que tanto la había cautivado, llego la noche y el se dirigió
al salón de baile y allí estaba ella esperándola ansiosa de bailar con él, así
paso rápido la noche y llego la hora que debería regresar Ana a su casa y el le
pregunto si en la siguiente noche se volvería a ver y ella le dijo que sí,
porque ella se había enamorado de él, quien Ricardo muy sorprendido le dijo
también que la amaba como si la conociera desde hace mucho tiempo, después de
jurarse amor eterno la acompaño nuevamente a su casa, durante el camino él le
prestó su abrigo porque hacia frió,
ya en su casa se despidió de ella, esa noche Ricardo la espero en le salón
de baile y ella no llego y así sucedió lo siguiente días hasta el término de
toda la fiesta y el muy preocupado decidió ir a la casa de Ana, llegando al
lugar toco la puerta y salió una señora de avanzada edad al que le
pregunto por Ana y ella le respondió que Ana había fallecido hace dos
años la misma fecha que el dejo de verla y Ricardo no podía dar crédito a lo
que oía y la señora que era su madre le dijo que para que compruebe la verdad
vaya al cementerio, el así lo hizo y para su sorpresa realmente allí estaba su
tumba y también estaba allí su abrigo asustándose y jurando no volver a
enamorarse jamás de mujer alguna.
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